Construido en 1941 por el Patronato Nacional Antituberculoso, organismo del que dependían varios hospitales, la mayoría hoy desaparecidos, situados en distintos puntos de la geografía española.
Como otros centros que trababan estas afecciones, el Sanatorio de la Barranca se ubicaba en una zona aislada y montañosa, ya que el aire fresco y la altura eran los remedios naturales para las graves enfermedades pulmonares que asolaban en aquella época a la población civil, como la tuberculosis, la fibrosis y el cancer de pulmón.
La construcción, se compone de dos grandes alas principales con cinco plantas y sotano, algunos edificios anexos y un edificio de recepción
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